martes, 7 de febrero de 2017

MATISSE - ALEGRÍA DE VIVIR - ALICIA GÓMEZ


Pintura al óleo sobre lienzo, muy llamativa por la utilización de colores puros y complementarios. Se trata de una composición sin ninguna ley de perspectiva o volumen, llena de figuras, independientes unas de otras.

En cuanto a la composición, la perspectiva no juega ningún papel, es más bien nula. Aunque es cierto que sí existe un cierto amago de perspectiva entre las figuras del fondo y del frente, lo único distinguible en la obra es una escena que se desarrolla tanto en el frente como en el fondo.

Las luces y las sombras no existen, hay una contraposición de colores complementarios, pero lo único que hacen es resaltarse unos a otros.

También podemos observar que todas las figuras están delineadas y que no siguen los cánones de proporción establecidos a lo largo de la historia del arte.

La fecha de realización es entre 1905 y 1906, cuando comenzó el movimiento fauvista. Es una de las primeras y más representativas obras de dicho movimiento. Encarna todas las características generales tales como la exaltación del color puro, el rechazo de la perspectiva y el volumen, el abandono del estudio de la luz y el naturalismo impresionistas, etc. Se aprecian las influencias del divisionismo, los colores puros de Seurat, también de las pinturas de Van Gogh, que sabemos que delineaba todos sus dibujos y la no utilización del negro de los impresionistas y en su lugar utilizar los colores complementarios.

Lo determinante en esta pintura y asimismo en todo el movimiento fauvista y la obra de Matisse es la búsqueda de un arte creado por manchas de color que se combinen armónicamente al mismo tiempo que se influyen y se condicionan.

Matisse poseía una gran fuerza pictórica en estas primeras obras de 1905. Enfrenta rojos con verdes, amarillos con violetas, etc. Su visión del arte era la de una composición en la que disponer de manera decorativa los diversos elementos sin importar el tema, como él mismo solía decir: ”la relación entre los diferentes tonos ha de establecerse de manera que sea capaz de exaltarlos en vez de anularlos.” Buscaba un arte equilibrado, apacible, un arte que fuera agradable a la vista, como un calmante cerebral.

Aunque no hay que engañarse, esta obra, aún pareciendo tan simple a primera vista, lleva detrás todo un estudio del color, de la forma y de la distribución de los elementos en la composición, una búsqueda del equilibrio que anhelaba Matisse. Es una síntesis de colores vivos y vibrantes que se complementan entre sí y hacen que la composición sea tan agradable y armónica a nuestros ojos.


El movimiento Fauve fue el primero de lo que denominamos vanguardias del siglo XX, apenas duró el tiempo que va de 1905 a 1907, pero aunque se manifestó de forma fugaz, lo hizo muy vivamente. 

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