jueves, 28 de noviembre de 2019

EXAMEN DE INICIACIÓN (Re-elaboración de las respuestas al examen coordinadas por Pablo Villegas)

PASADO Y PRESENTE DE UNA OBRA DE ARTE EN LA ÉPOCA DEL #METOO
 
TEXTO 1
“Una pintura en lienzo de una mujer desnuda tendida sobre un paño, pintada de espaldas, recostada sobre el brazo derecho mirándose en un espejo que tiene un niño de la mano de Velázquez”
Menaje de la casa del Excmo. Sr. Don Gaspar Méndez de Haro y Guzmán, Marqués de Eliche. 1 de junio de 1651 en Madrid. (1682 en Roma; 1686 en Nápoles).

TEXTO 2
El 10 de marzo de 1914, el lienzo fue atacado con un hacha corta de carnicero por Mary Richardson, una sufragista militante británica de origen canadiense. Su acción fue aparentemente provocada por el arresto de la compañera sufragista Emmeline Pankhurst el día anterior, aunque había habido avisos precedentes de un ataque sufragista planeado sobre la colección. Richardson dejó siete cortes en la pintura, causando daño en la zona entre los hombros de la figura.  (…) Richardson fue sentenciada a seis meses de prisión, el máximo permitido por la destrucción de una obra de arte. En una declaración que hizo al Sindicato Político y Social de Mujeres poco después, Richardson explicó: «He intentado destruir la pintura de la más bella mujer en la historia de la mitología como una protesta contra el Gobierno por destruir a la Sra. Pankhurst, quien es la persona más hermosa de la historia moderna.​ Añadió en una entrevista de 1952 que a ella «no le gustaba la manera en que los visitantes masculinos la miraban boquiabiertos todo el día».(…) Los periodistas tendían a hablar del ataque en términos de asesinato (Richardson recibió el apodo de “Slasher Mary”, esto es, María la Acuchilladora), y usaron palabras que evocaban heridas infligidas a un cuerpo femenino auténtico, más que a la representación pictórica de un cuerpo femenino. The Times, en un artículo que contenía datos fácticos erróneos respecto a la procedencia de la pintura, describió «una cruel herida en el cuello», así como incisiones en los hombros y la espalda.(…)
A la pintura se le hizo una gran limpieza y restauración en 1965-66, lo que demostró que estaba en buenas condiciones y con muy poca pintura añadida más tarde por otros artistas, al contrario de lo que algunos primeros escritores habían afirmado. José López-Rey se mostró crítico con esta restauración, señalando que fue «limpiado exageradamente y restaurado en exceso».
(Wikipedia)

TEXTO 3
La mujer que nos da insolente la espalda no se preocupa más de Cupido que del espectador. Toda su atención está concentrada en su rostro, reflejado en ese espejo que es atributo de Verdad y de Vanidad. Y cabría proponer un título más para este cuadro emblemático: <<El Amor vencido por la Belleza>> .
Julián Gállego, Visión y símbolos en la pintura española del Siglo de Oro, 1972, 324.

TEXTO 4
“No quería componer otro Quijote –lo cual es fácil-  sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran –palabra por palabra y línea por línea- con las de Miguel de Cervantes”.
Jorge Luis Borges, Obras Completas, 1989: Tom. I, 146)

3 comentarios:

  1. Teniendo en cuenta el contexto histórico en el que vivimos, partimos de la base de que no existe un criterio único y objetivo que aplicar a nuestras manifestaciones culturales. Por lo tanto, dar sentido al término “arte” resulta una tarea compleja hasta para un especialista.

    En función de lo estudiado y trabajado en clase, concluimos que hay diferentes perspectivas e ideas que otorgan ambigüedad al término, aunque aportan algunas ideas fundamentales. Principalmente, debemos entender al arte no solo como forma, sino también como concepto. Encontramos también la perspectiva que defiende una obra de arte como cualquier cosa que alguien la considere como tal (John Carey). Sin embargo, socialmente, hemos generalizado la postura de Gombrich y definimos al arte como objetos que poseen una voluntaria intencionalidad de ser bellas.
    Atendiendo a estos criterios, consideramos las imágenes analizadas obras de arte, pictórica y fotográficamente hablando. Ambas expresan el ideal de belleza acorde a la época en la que han sido realizadas. En la primera, Velázquez manifiesta esa búsqueda del realismo de estética teatral, con ciertos toques naturalistas, pero en un conjunto que expresa dinamismo y vitalidad, propio del Barroco. Guillermo, en la segunda, acorde al actual siglo, apuesta por una belleza femenina contextualizada en la era digital. Los cánones de belleza se diversifican y amplían. Pero sin lugar a duda, guarda cierto paralelismo con la representación clásica de la Venus del espejo, a modo de contraste temporal. Dos ejemplos de vanidad femenina que ponen de relieve la belleza de su cuerpo desnudo ante un espejo o ante el espejo del mundo que representa el desarrollo digital.
    Una ha perdurado y perdurará en el tiempo, la otra acaba de irrumpir. La temática que ambas obras reproducen, la belleza femenina, es un concepto presente en todas las sociedades y épocas de la historia y será una motivación que probablemente sobreviva al paso del tiempo, a los cambios de gustos e intereses de índole cultural a lo largo de toda la historia. Quizá sea ésta una de las razones que expliquen su carácter imperecedero.
    Las obras, en especial las consideradas con el título de obra maestra, como es el caso de la Venus del espejo, inspiran y transmiten valores e ideas que se han convertido en atemporales y que son asumidas y reinterpretadas por otros autores, como es el caso de la fotografía de Guillermo Lubiano. Cada uno de ellos, tanto Velázquez como Guillermo, intentan, influenciados por el momento histórico en el que desarrollan sus reproducciones, elogiar la belleza de un cuerpo. Esto quizá sea otra de las razones que justifican la longevidad de las obras de arte. Nos informan de las experiencias personales de sus creadores, su manera de absorber el espíritu en cada época. Si esto, además, adquiere un reconocimiento universal, según Kenneth Clark (1980), estaríamos ante obras de arte que no se desvanecerán en el tiempo.

    Otro de los motivos por los que la Venus del espejo ha sido recordada, se asocia al 10 de marzo de 1914, donde la militante sufragista Mary Richardson entró en la National Gallery y atacó con un cuchillo dicha obra. Siete cuchilladas en la pintura, dañando espalda y hombros, llevaron a prisión a la activista. En su defensa alegó que reaccionaba así ante la injusta detención de su compañera Emmeline Pankhurst.
    Según sus palabras, Mary intentó dañar la obra de la misma manera que el gobierno daña a mujeres representativas del lado correcto de la historia. Equiparó el concepto de belleza mitológica con el concepto de belleza política encarnado en la figura de la mujer. La obra fue restaurada con maestría por el restaurador jefe de la National Gallery, Helmut Ruhemann.

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  2. Un símil actual lo representa el movimiento #MeToo», en español: «Yo también». A raíz de las acusaciones de abuso sexual contra un famoso productor de cine y ejecutivo estadounidense, se animó a las mujeres hacer público tuiteando sus experiencias en este sentido. Pese a la distancia ideológica entre lo vivido por Mary Richardson y las activistas del movimiento, podemos decir que comparten una clara labor reivindicativa, poniendo en el centro de sus manifestaciones la justa lucha contra sociedades patriarcales y el extendido comportamiento misógino, que convierte el cuerpo femenino en un mero objeto de uso y consumo.
    Consideramos que el arte tiene el deber de perdurar porque es fuente de información de la historia, de las sociedades, de los momentos vividos, etc. Sin las obras de arte, la historia estaría ciega porque le faltaría la imagen que da sentido a las palabras y los textos. Observando las obras de arte, entendemos el contexto, nos damos cuenta que los grandes valores de la humanidad no se desvanecen. De hecho, se convierten en temas recurrentes en todas las épocas.
    Por último, señalar que, en la opinión mayoritaria de la clase, el arte tiene el deber de ser el gran docente del uso y avances de las diferentes técnicas utilizadas para representar esa realidad del momento. Son un manual para todos aquellos que deseamos dedicarnos a ello o para todos aquellos que solo pretendemos aprender.

    Requiere esta pregunta que hagamos referencia al tercer texto que acompaña la imagen de ambas Venus. Indica Jorge Luis Borges, en su obra Pierre Menard, autor del Quijote que nuca pretendió escribir el Quijote línea a línea. Quizá sea un ejemplo de algo que sin duda piensas al comparar ambas obras, y es el hecho de si la más actual ha intentado replicar la gran obra de arte, o por el contrario, Guillermo Liubano nunca pretendió tal finalidad. Puede entonces que el objetivo no fuera tanto la replica sino la interpretación en distinta época y momento del mismo concepto como es el canon de belleza en sí misma.
    En la obra de Velázquez, en el centro de ésta, se sitúa a una mujer de carne y hueso, claramente bella y proporcionada, acompañada de Cupido al que reconocemos por sus alas, sujetando un espejo. Resalta aún más la sensualidad de la escena el uso de telas pintadas en colores rojos y oscuros, que hacen destacar el tono de piel e infunden cierta carga erótica a la escena.
    Huye del uso del perfilado, lo que aporta mayor naturalismo a la pintura, hecho que se intensifica con la entrada de la luz desde sus piernas y jugando a cierto claro-oscuro en el resto del cuerpo, lo que crea una situación muy íntima de la mujer con su imagen y aporta cierta sensualidad a la escena marcando las curvas en una hipotética línea horizontal.
    Algunos autores afirman que el rostro desdibujado de la mujer es una forma de transmitir que lo fundamental no es esa mujer en sí misma, sino la belleza “per se”. Teniendo en cuenta que se trata de la diosa Venus, es aún más chocante la idea. No importa tanto representar su grandeza de diosa con adornos que la identifiquen; es más, se hace un esfuerzo por humanizarla y despojarla de todo aquello que indique su naturaleza, dotándola de una actitud ciertamente descarada y coqueta, en una supuesta escena de tocador.
    En paralelo, una producción fotográfica, una joven desnuda que a golpe de vista evoca la famosa obra de Velázquez. Cambios significativos en la composición, invirtiendo la posición de la mujer, pero respetando la horizontalidad del original. Desparece Cupido y éste se sustituye por tecnología, un móvil que quizá represente ese deseo casi enfermizo del agrado y el reconocimiento que nos ofrece la red.

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  3. Modifica el ambiente de contraste y del claro-oscuro de la obra de Velázquez por lo monocroma con diferentes tonalidades de blanco que recogen la luz frontal sobre el cuerpo. Incluye en la escena el plástico en ausencia de tela, lo que genera cierta sensación de contemporáneo, adornando la composición con un trozo de pizza y una cajetilla de tabaco vacía que nos ayuda a contextualizar la obra en un momento de clara actualidad.
    La actitud de la modelo se asemeja a la Venus: desenfadada, provocadora e insinuante. Segura de sí misma ofrece su cuerpo al desnudo en una escena de cierta intimidad personal en la que no le importa ser observada. Quizá sea eso lo que ambos autores quisieron transmitir, con una diferencia de casi cuatrocientos años entre ellos: que hay realidades que por sí solas tienen pleno sentido, como es el concepto de la belleza. Han contextualizado esa belleza en el cuerpo de una mujer, intentando ambos en sus producciones que esa idea sobresaliera por encima de cualquier otro elemento de su composición.
    Y es que hay realidades que solo es posible que sean entendidas si son observadas.

    Pablo Villegas (Coord.) a partir de las respuestas al examen de “Iniciación a la investigación” de los alumnos del Bachillerato de Investigación/Excelencia en Artes (I.E.S.Delicias, Valladolid).

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