domingo, 20 de enero de 2019

EL PROBLEMA DE LA INSERCIÓN DE LA ARQUITECTURA MODERNA EN LOS CASCOS ANTIGUOS. EL CASO DE ULM


9 comentarios:

  1. Tras ver las imágenes de la ciudad de Ulm podemos tomar a esta como un claro ejemplo de contraste entre una arquitectura antigua y una arquitectura moderna. Y, es que el “problema” que se plantea con la aparición de edificios arquitectónicos modernos (tomando esto a partir de el s.XX) y su aparición dentro del espacio urbano, puede llegar a chocar a la hora de recorrer una ciudad, siendo estos edificios actuales y modernos, criticados en un principio, como fue el caso del centro cultural Stadthaus de Richard Meier (construido en 1993) que podemos ver en las imágenes.
    Tomando como referencia a Ulm, podemos pensar que la inserción de estos edificios dentro del contexto y el espacio histórico de la ciudad ensucien o carezca de sentido, debiendo preservar los centros de las ciudades tal y como siempre han sido. O poniéndonos en el extremo opuesto, pensar que la ciudad antigua y sus edificios carecen totalmente de sentido alguno en nuestra sociedad actual, debiendo ser sustituidos por la última arquitectura, lo cual, en mi opinión, no es el caso.
    A mi parecer, el hecho de que ciertos edificios modernos aparezcan en centros históricos de diferentes ciudades es necesario y de algún modo, inevitable.Tras la aparición de movimientos de ruptura con la arquitectura “tradicional” a principios del s.XX y la concepción de nuevas formas por parte de de la arquitectura y el diseño, no podemos evitar un cambio de pensamiento a la hora de afrontar su aparición, pudiendo posicionarnos a favor o en contra de esas nuevas formas.
    Sin embargo, su inserción dentro de la arquitectura y más concretamente dentro el espacio histórico y urbano de una ciudad, da un nuevo sentido a este, debiendo entenderse como una convivencia entre antiguo y moderno, siempre y cuando lo antiguo no quede completamente oculto en lo moderno. Entender de este modo a los edificios actuales como una continuidad histórica de ese mismo espacio urbano, en el que se encuentran como una marca más de nuestra cultura, que no debe confundirse con la superioridad de lo moderno frente a las formas “tradicionales”,si no, como la conversación entre ambos dentro de un mismo espacio como puede ser en este caso el Stadthaus de Meier.

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  2. A la hora de entender la integración de la arquitectura moderna en un contexto antiguo siempre hay dos vertientes: la que pretende aunar ambos estilos y la que “quiere destruir y quemar los museos, las bibliotecas o las academias variadas” como dirían los futuristas.
    ¿Hay alguna postura mejor que la otra? ¿Alguna forma de entender la situación más recomendable?

    Posiblemente para responder a la pregunta habría que hablar antes sobre la diferencia entre una “licencia del restaurador” y, dicho mal y pronto, un estropicio.
    La licencia poética que pueda tomarse una persona encargada de restaurar una obra es capaz de añadir una variedad inaudita al conjunto, como ocurre con el astronauta de la Catedral de Salamanca esculpido en una restauración de 1992. Por otro lado, y hablando a gran escala, las ciudades no siempre se construyen siguiendo un mapa exacto y preciso, sino que, como todo, sufren alteraciones impensables en los tiempos de su fundación.

    Así, edificios y artes nuevos se funden con los tradicionales y emblemáticos de la ciudad, confiriéndola un aire tan cosmopolita como necesario en una población mínimamente grande. Esto también puede, por tanto, considerarse una licencia del arquitecto encargado de proyectar los nuevos edificios, que sigue una estética de la época de la que es imposible salir, ya sea para rechazarla o para aceptarla, como es, en este caso, la del funcionalismo de Le Corbusier o Frank Lloyd Wright.

    Hay otros casos como el del centro cultural Stadthaus mucho más recientes, como podría ser el conservatorio de Ámsterdam, un edificio de 2008 situado muy cerca de la Estación Central de la ciudad, datada a finales del siglo XIX. Vemos en estas construcciones cómo las paredes acristaladas chocan con el estilo historicista o neogótico de su alrededor, sin ser necesariamente malo por cerca que pueda estar de ser lo que antes hemos llamado estropicio
    Hablando ya sobre la “pifia”, hay que saber que puede darse por varios motivos, siendo el primero la propia incapacidad del artista, aunque pueda influir también la dificultad del conjunto a restaurar, el contexto, en este caso urbano, en el que haya que reconstruir…

    ¿Cuándo hay, por tanto, una reconstrucción respetuosa con lo anterior y cuándo una que rompe con todo? Tal vez el del centro Stadthaus sea uno de los casos que, aunque rechaza lo que hay a su alrededor, logra integrarse en la ciudad.

    El círculo que rodea al conjunto lo convierte en un edificio de apariencia cerrada como
    queriendo mostrar que, en su modernidad, rehúye del aire antiguo y medieval que desprende la ciudad, aunque se une a ella por la similitud del techo con los tejados a dos aguas de los pisos cercanos.
    Por otro lado es de un tamaño pequeño y algo achatado, lo que permite ver la grandeza de la catedral de la ciudad, la más alta del mundo. Además, y gracias a que se sitúa en una gran plaza peatonal, las personas pueden moverse y ver la interacción de ambas edificaciones, siendo una recargada, alta y gótica y la otra desornamentada, chata y, en una palabra, funcional.

    En definitiva, el integrar un edificio tan nuevo en un contexto tan antiguo es, sin duda, una tarea tan compleja como lo es cualquier situación similar puesto que existen, como dijimos al inicio del escrito, dos posturas contrastadas, el equilibrio y el extremo, de las que no es fácil salir sin caer en lo segundo, en la ruptura total que trae consigo el hacer un sinsentido.

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    1. (segunda parte)
      Meier con su Stadthaus pudo salir del paso victorioso gracias a tomar elementos propios de la ciudad de Ulm y reinventarlos con el estilo de finales del siglo XX. Tomó los tejados a dos aguas y los hizo de cristal para ver la catedral a través de ellos. Tomó las formas geométricas como el rectángulo, las desornamentó y las circunscribió en un círculo. Tomó, en definitiva, inspiración directa de la ciudad para hacer algo nuevo ya que no hay otra forma de integrar lo moderno con lo antiguo porque, si se coge un edificio y se mete a la fuerza en una ciudad (como la Cúpula del Milenio de Valladolid), el resultado no tendrá ni pies ni cabeza y será una ruptura sí, pero sin sentido. Si cogemos lo viejo y lo reinventamos, lo adaptamos a los tiempos modernos, será cuando la arquitectura se integre y brille en todo su esplendor, puesto que el contexto, el espacio o el momento serán los adecuados.

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  3. Tras varias clases de iniciación a la arquitectura del siglo XX, se nos plantea el problema del intento de inserción de la arquitectura moderna en los cascos antiguos de las ciudades. Esta vez le toca a Ulm ser la protagonista de este planteamiento.

    Ante la Catedral de Ulm, edificio gótico del siglo XIV terminado en el siglo XIX y principal iglesia luterana de la ciudad alemana, se encuentra el edificio Stadhaus el cual en un primer vistazo hace notar el contraste que se establece entre ambas construcciones. Es evidente que la ornamentación gótica medieval de la iglesia más alta del mundo con sus más de 161 metros se ve ligeramente en la sombra ante la sobriedad del nuevo edificio que le quita cierta importancia a la que pasó a ser iglesia protestante tras la Reforma de 1529 a pesar de su inicio como iglesia católica.

    Visto de esta manera uno puede hacerse a la idea de que este tipo de modificaciones en lugares que dotan de cierta importancia histórica afectan a la visión de lo que en su día fueron los antiguos monumentos allí presentes, incluso puede que perdiendo valor y protagonismo. Stadhaus, usado como centro de exhibiciones artísticas, presenta características que recuerdan al funcionalismo, movimiento protagonizado especialmente por Le Corbusier, haciéndose notar la revolución de los materiales, la irregularidad entre las distintas plantas y espacios, y esa desornamentación iniciada ya por Adolf Loos anteriormente en sus construcciones en la ciudad de Viena, lo cual condiciona la visión del entorno a pesar de su sección de tejado a dos aguas similar al modelo usado para la construcción de casas residenciales a su alrededor. Sin embargo, desde un punto de vista económico, cualquiera pudiera pensar que la construcción de un centro público frente a un monumento de gran importancia histórica podría ser beneficioso en cuanto al turismo debido a la cercanía de ambos edificios. No es tanto su propósito de existir como su diseño lo que importa en este caso. El edificio en sí no hace mal en usar materiales llegados tras la revolución industrial con el fin de dotarse de nuevas formas y geometrías imposibles en épocas anteriores. Difícil sería imaginarse que se encargara levantar un edificio perteneciente a otro momento histórico en el día de hoy. No obstante el problema reside en el momento en que una restauración, por bien intencionada que sea, acaba por destruir ese paisaje urbano convirtiéndolo en uno totalmente diferente y sin sentido estético debido en muchas ocasiones por la incapacidad del arquitecto de mantener la esencia del entorno tras la reforma; tales son los casos de la Casa de la India en Valladolid, por ejemplo.

    Tomando como referencia la obra de Stadhaus realizada por Richard Meier, esencial debería considerarse el meditar un lugar apropiado para las nuevas construcciones.

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  5. La ciudad de Ulm se encuentra en Alemania. Su arquitectura y urbanismo son muy variados y pueden llegar a crear sentimientos contradictorios a la hora de hablar de ellos. Tras los destrozos de la guerra optaron por restaurar la ciudad y por otro lado levantaron edificios totalmente nuevos y de estilo moderno.

    Nos encontramos con la catedral edificada entre 1377 y 1890. A lo largo de su construcción ha habido etapas diferentes de la arquitectura, por lo que se pueden apreciar elementos medievales aunque se trate de una catedral gótica. El ayuntamiento de dicha ciudad empezó a realizarse en 1370, en estos momentos estaba pensado que fuera un edificio comercial siendo, más adelante, convertido en ayuntamiento. Su estilo es muy parecido al de la catedral. De esta misma época también podemos destacar la Torre de Gansos y la Torre de los Carniceros.

    Cerca de la catedral está el Museo de Ulm, el cual es de un estilo completamente opuesto al del edificio gótico. El moderno museo, del arquitecto Richard Meier, desentona si lo comparamos con la construcción del siglo XIV pero, al mirarlo con el resto del entorno podemos observar cierta armonía.
    Estas obras han creado gran rechazo y admiración a los habitantes de Ulm.



    En mi opinión el hecho de que existan ciudades como la de Ulm con gran variedad de arquitecturas en un espacio tan cercano me parece de gran valentía. Le da cierto encanto a la ciudad ya que, la mayoría de las construcciones modernas, en otras ciudades, se han realizado a las afueras para preservar el casco antiguo.
    Por otro lado, encontrarse con un amplio abanico de estilos arquitectónicos en un mismo espacio puede no gustar. Es llamativo y poco habitual, por lo que las personas podrían llegar a escandalizarse.

    Con el paso del tiempo y la evolución de la industria las ciudades tienen que ir cambiando y de un modo u otro encontraremos, cada vez, más edificios modernos rodeados de otros de siglos anteriores.
    No me desagrada esta idea pero probablemente la belleza y el valor de las construcciones antiguas se pierdan un poco al levantar un edificio moderno cerca. Probablemente las personas, en estos casos pongamos más atención en el contraste entre un estilo y otro que en la cimentación de uno solo.

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  6. Ulm es una ciudad alemana fundada en la edad media, concretamente en el año 1181 d.C. Por este motivo, su casco antiguo posee un enorme valor histórico, además de ser una fuente turística de gran interés. Sus viviendas con entramado de madera se alinean formando callejones que aportan a la ciudad un toque pintoresco. Pero sin duda, lo que más llama la atención en su catedral, situada en el centro de la ciudad y de estilo gótico.

    Pero aquí es donde comienza nuestro dilema: a escasos metros de esta espléndida construcción medieval, se encuentra erigido un edificio conocido como Stadthaus Ulm, un centro de exposiciones y de arte fundado en 1993. ¿Es correcto que un edificio modernista se encuentre integrado en el casco histórico de la ciudad? No es ningún secreto el enorme choque visual que hay entre ambas construcciones, lo que, en opinión de muchos, le resta valor a la catedral. Pero hay que tener en cuenta que esta construcción se llevó a cabo con el consentimiento de sus ciudadanos, que se mostraron plenamente de acuerdo tras realidad un referéndum.

    El caso de la Stadthaus Ulm no es el único: el Kunsthalle Ulm, el museo de arte contemporáneo de la ciudad, también se encuentra situado en pleno casco histórico. El contraste entre ambos estilos arquitectónicos, separados por siglos de diferencia, crea una curiosa a la par que atroz combinación. El casco histórico de la ciudad guarda en él el encanto que poseía la ciudad en la época en la que se construyó y cuyo estilo ahora solo puede ser imitado, pues no es algo innovador como fue en aquel entonces. La arquitectura moderna es, como su propio nombre indica, característica de nuestro tiempo. Mientras que hace seis siglos (cuando se erigió la catedral), la forma prevalecía sobre el funcionalismo, en nuestros tiempos es completamente al contrario. La catedral gótica cuenta con una fachada cargada de elementos decorativos hechos en piedra, torres altas y afiladas con vidrieras por la importancia de la luz, arbotantes y muchos elementos más característicos del gótico, mientras que el Stadthaus Ulm presenta una fachada lisa, sin ningún tipo de adorno y con una forma circunferencial.

    La diferencia entre ambos movimientos demuestra que no deberían haberse construido el uno al lado del otro. La ciudad debería de haber respetado su casco histórico, sin mezclar ambas arquitecturas, y haber construido el Stadthaus Ulm en otra parte de la ciudad, pudiendo comenzar así una nueva zona turística.

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  7. De vez en cuando, los urbanistas y arquitectos hacen equipo y se confabulan para soreprender al espectador con obras contemporáneas que rompen los esquemas clásicos de los entornos en los que son establecidas, es decir, se propone una nueva arquitectura en un contexto patrimonial, comprometidos a aportar elementos que logren armonizar con el conjunto existente y con las nuevas necesidades de la sociedad. De esta manera se unen la arquitectura de nuestro tiempo y la de aquel momento dado para dar lo mejor de sí mismos a nuestra sociedad actual y futura.
    No todo el mundo esta a favor de estas intervenciones, lo que puede llegar a crear cierta controversia en la población del lugar afectado, como ocurre en el caso de Ulm, en el cual se encuentra el Stadthaus Ulm, una obra arquitectónica diseñada por el arquitecto Richard Meier.
    Este edificio se localiza en el centro de la ciudad de Ulm. La plaza en la que se encuentra está dominada por esta ,que, con su fachada blanca y arquitectura moderna, es un claro contraste con la catedral gótica.
    Destaca en este edificio el uso del color blanco, el cual Meier emplea para que los espacios armonicen con la naturaleza circundante.
    Meier concede siempre la misma importancia a la claridad de líneas, a la armonía, a los espacios y a la luz. La organización de sus edificios se basa en tramas geométricas que obedecen a condicionantes de su entorno, y le ayudan en el ordenamiento de los espacios interiores y exteriores.
    El edificio fue diseñado para proporcionar vistas enmarcadas de la catedral y la plaza.
    Sin embargo, hasta que punto es correcta esta invasión del casco antiguo de esta ciudad, muchos pueden estar en contra y pensar que la entrada de la arquitectura de moderna en ese mundo de la arquitectura antigua, intemporal ha sido como la de un burro en un garaje. Bueno, o al revés, la de un deportivo en una vieja cuadra. Sin embargo este proceso de evolució hacia modelos más sostenibles es necesario, para asegurar la supervivencia ya que vivimos en un planeta que tiene cada vez menos cosas que ofrecer en una época en la que cada vez más personas, muchas todavía por nacer, van a querer cada vez más cosas.
    Razones por las que estoy deacuerdo con la inserción de la arquitectura moderna en cascos antiguos siempre y cuando esta se haga con gusto.

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  8. En noviembre de 1986, fue seleccionado el diseño del arquitecto neoyorquino Richard Meier. Se trata del nuevo museo de la ciudad de Ulm, Stadthaus.

    Es evidente que el museo no pasa desapercibido, no son ni comparables las diferencias de estilo entre una catedral de los años 1377 y 1890 y esta edificación. Pero actualmente, y aunque siga habiendo un gran cambio entre la apariencia de ambos edificios, el museo ha logrado mediante la polémica que hubo, ser muy emblemático. No se concibe hoy en día la plaza de Ulm sin dicho elemento.

    Personalmente, la aportación de Meier desentona bastante con la catedral gótica. Y aunque dote a la plaza de cierto carácter "atrevido", no me parece muy acertado. Creo que las construcciones arquitectónicas, y cualquier otra manifestación artística, no destacan tanto si se rodean de otras de años diferentes. Cada una tiene características y peculiaridades que definen su encanto. De este modo el hecho de construir un edificio de rasgos tan modernos frente a otro gótico resta importancia al más antiguo.

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