Con independencia de cómo comercializa sus producciones
(Genovés), estas se movían bajo la influencia del lenguaje cinematográfico.
«Vivimos en una época predominantemente gráfica, por la influencia del cine, la
televisión y la publicidad y me esfuerzo en adaptarme a esa influencia para
llegar a una solución plástica con imágenes claras y sencillas que lo expresen
todo» (Aguilera Cerni [1975], II, 43), dice, y realiza cuadros compuestos a
modo de combinación de planos en los que plantea un diálogo entre lo individual
y lo colectivo: «Quiero expresar a la multitud no como masa anónima. Cada
individuo distinto, diferenciado de los demás. Su drama es que se ve obligado a
correr y hacer lo mismo que el resto». (…) Sus obras recogen a la masa
enfrentada con el poder y sus agentes armados, los juicios, la muerte. Sus
títulos son ilustrativos (los tomo de su última exposición antológica en el
Museo Patio Herreriano, 2018): En torno a
la prohibición (1966), Los gritos
(1967), Manchas de sangre (1972), Bajo arresto (1973), Entrada prohibida (1975), La silla vacía (1976) o Tribunal de orden público (1976).
Arturo Caballero: Arte y perversión. Editorial Trea. (En proceso de edición)
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