La fotografía muestra la imagen de un antiguo y algo
deteriorado metrónomo de madera y metal, a cuya aguja se le ha añadido la fotografía
analógica en blanco y negro de un ojo aparentemente femenino.
Esta obra del artista estadounidense Man Ray fue concebida
según los ideales del Dadaísmo, iniciado por Marcel Duchamp empleando la
técnica del “ready made”, por la cual
el objeto cotidiano se descontextualiza y se eleva al rango de obra artística.
Aunque sin llegar al radicalismo de Duchamp en su obra
“Fuente”, comparte ese mismo concepto en
Objeto
Indestructible, el artista realiza una metáfora que bien puede deberse
a su propia experiencia sentimental.
Esta obra en concreto parece pertenecer a una última etapa
de evolución de la idea del artista sobre el mismo concepto. Man Ray realiza
una obra con características casi idénticas en 1923 con un metrónomo de 26cm de
altura y con una fotografía de un ojo femenino anónimo, a la cual titula Objeto
para ser destruido con la idea
destructiva e hipnotizante del amor y el paso del tiempo. Años más tarde su
amante Lee Miller lo abandona y en 1932 reinterpreta su obra para llevarla al
campo del desamor y el dolor que este provoca sustituyendo el ojo anónimo por
el de ella, como si quisiera atraer a su ámbito personal una obra realizada
anteriormente de forma genérica y universal pero a la que dota de unas “instrucciones
de uso” para el espectador en las que refleja la rabia: colocar la fotografía
del ojo de la persona a la que se ha amado en la aguja del metrónomo,
observarlo hasta que resulte
insoportable para finalmente proceder a destruirlo con un martillo, de un solo
golpe.
A esta obra la titula Objeto de destrucción. Estas “reglas
del juego” fueron tomadas al pie de la
letra por unos estudiantes que visitaron su obra en París y la destruyeron. En vista de este suceso Man Ray reconstruye
100 réplicas de su obra, en una especie de intento de divulgación y
reproducción en masa de la misma para restar su valor económico y sumar su
valor simbólico e irónico pues las denominó: “Objetos Indestructibles”.
Con todas estas características evolutivas y de realización
de la obra resultante, encaja a la perfección con el movimiento vanguardista en
el que se incluye.
Pero la disciplina artística que principalmente hizo a Man
Ray un icono a caballo entre el Dadaísmo y el surrealismo fue la fotografía,
mediante la cual también lograba transmitir el absurdo de las convenciones
rechazadas por los dadaístas, plasmando con imágenes en la realidad alguna
metáforas poéticas, tal como hizo Salvador Dalí en sus Labios de rubí. Con esta
idea Man Ray realiza hermosas solarizaciones y rayogramas como El
violín de Ingres o Lágrimas de vidrio e inquietantes
fotografías como Regalo donde se muestra una plancha cuya superficie es turbada
por una fila de clavos afilados.
Para los dadaístas la obra deja de ser algo sublime y objeto
de culto que es admirado y valorado por su dificultad de realización, si no que
la obra de arte lo es en sí porque así lo ha decidido el artista o el
espectador.
Eran revolucionarios que reaccionaban contra los
convencionalismos burlándose de ellos por lo que practicaban lo que ellos
denominaban anti arte que podría traducirse en la realización
de obras llenas de absurdo y meras provocaciones que incitaran al escándalo, lo
que se reflejó perfectamente en el “ready
made”.
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